sábado, 29 de septiembre de 2012

La Alameda Juan Sarabia


Investigación y redacción:  © Adrián René Contreras Martínez
Desde la segunda mitad del año 2011 se comenzaron a realizar algunas obras al que conocemos como puente de Avenida Universidad, construido en los tiempos del Gobernador Rocha para cruzar por arriba de las vías del Ferrocarril y dar continuidad a la Avenida del mismo nombre. Durante la administración del profesor Carlos Jonguitud Barrios ese puente fue ampliado de dos a cuatro carriles, en una administración gubernamental posterior se hicieron algunos cambios a la circulación de Av. Universidad, en el tramo de la alameda, ocasionando que la circulación de oriente a poniente quedara en un solo carril del puente que desembocaba a la alameda por el lado oriente; ahora, a mas de 30 años de su remodelación, en lugar de realizarle alguna reparación mayor, que sí la necesita, se procedió a hacerle una nueva ampliación, quedando la bajada hacia la alameda en el lado oriente, de uno a dos carriles en una curva accidentada, para esto han robado a la alameda casi mil metros cuadrados de ese lado, arrancando de raíz uno que otro árbol viejo. Quienes lo han hecho (sin mala voluntad y en pro del “progreso”) no consideraron el hecho histórico de que en otro tiempo constituyó un costo pecuniario a la población para evitar que esta fuera arrebatada del patrimonio de la ciudad, como lo platicaremos mas abajo.

Lo que conocemos actualmente como Alameda Juan Sarabia fue en tiempos de la Colonia la Huerta del Convento del Carmen y estaba bardeada por altos muros.

Fue en 1857, cuando durante el proceso de la reforma fueron enajenados los bienes eclesiásticos por el supremo gobierno federal, cuando la huerta dejó de ser tal para los Carmelitas y en 1859 el Gobernador Vicente Chico Sein, durante su primer periodo como tal, solicitó ese espacio al general Santos Degollado para convertirlo en un espacio de paseo y esparcimiento de la población. El predio fue otorgado; se abrieron necesariamente algunas puertas para que la gente pudiera acceder, pero sus bardas permanecieron en pié todavía 19 años mas, tiempo en el cual no sufrió mas arreglo, que el de hacerlo público.

En 1878 se hacían planes, se firmaban convenios y suscribían capitales para que el ferrocarril llegara a San Luis. Eran dos compañías ferroviarias las que querían pasar por estas tierras, la primera del Ferrocarril Central que invitó a inversionistas potosinos, con buena respuesta, a sumarse al proyecto que tendería vía de Tampico a Aguascalientes, la segunda compañía, que fue la primera que estableció su tendido y estación fue la de Ferrocarril Nacional Mexicano, con auspicio del Gobierno Federal encabezado por Porfirio Días. Esta última compañía quería establecer su terminal justo sobre la alameda, cosa que privaría a la población de su único lugar de paseo y esparcimiento familiar. De no ceder la alameda para tal efecto la compañía establecería su estación y patios más allá de las Terceras. José Encarnación Ipiña ofreció una fuerte cantidad para el rescate de la alameda, sugiriendo que con ese dinero se adquirieran algunas manzanas al lado oriente de la alameda, para que se construyera la estación, la población y el ayuntamiento secundaron la oferta del Sr. Ipiña, aportando dinero para adquirir los predios necesarios, no obstante, también hubo críticas a esa iniciativa porque don José Encarnación sería al final el mas beneficiado con el hecho de que la estación y patios quedaran en una zona céntrica, porque sería, de entrada, el principal usuario del nuevo transporte de carga.

Fue entonces cuando a la alameda se le prestó la atención debida, le fueron derribadas las bardas, se trazaron calles y se procedió a plantar árboles y plantas de ornato.

Primero se le conoció, por breve tiempo como “Paseo de la Reforma” y después “Paseo de la Constitución”, convirtiéndose además de un lugar de paseo familiar en una importante plaza cívica donde se realizaban las ceremonias de los festejos del 5 de Mayo y 16 de Septiembre, amén de los que se realizaron con motivo de la llegada del Ferrocarril en 1888, que según cuentan fueron de lo mas fastuosos y organizados.

En el año de 1889 fue colocado el primer monumento al centro de la alameda, la escultura de Miguel Hidalgo que apenas unos años antes estaba en la Plaza de Armas y es de las mejores esculturas que se han hecho en San Luis o para San Luis.

En el año de 1910 la Colonia Alemana construyó en la alameda el lago de los patos y el faro, como una aportación a los festejos del primer centenario de la independencia.

Se construyó también un kiosco donde se daban serenatas y se hacían mítines políticos, justamente en uno de esos mítines, en la década de los veinte, Aurelio Manrique perdió sus barbas cuando un grupo de adversarios comandados por Gonzalo N. Santos, llegó intempestivamente y lo agredieron desgarrando sus ropas y trasquilando su pelo y barba. Ese Kiosco fue retirado probablemente en la década de los cuarenta y vuelto a construir hace aproximadamente 10 años.

Desde principios del siglo XX el paseo de la constitución comenzó a conocerse indistintamente como paseo y alameda, siendo mas frecuente cada vez llamarle alameda y fue hasta el año de 1932 cuando recibió oficialmente el nombre de “Alameda Juan Sarabia en honor al periodista y político liberal potosino Juan Sarabia Díaz de León.

Para conocer más:
Luis Edgardo Coronado Guel: La alameda potosina ante la llegada del ferrocarril. Espacio, poder e institucionalización de la ciudad moderna en San Luis Potosí, 1878-1890
Luis Antonio Castro Prieto: Aquel San Luis de los años veinte
Gonzalo N. Santos: Memorias

Fotografías de las colecciones de: Adrián René Contreras (cronista popular); Eduardo López Cruz (cronista popular); y Martha Carrillo (cronista gráfico).